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Un mes de julio muy "tuanis"




Han pasado ya cuatro años desde que me fui a vivir una experiencia muy especial en Costa Rica durante todo el mes de Julio en las Vacaciones Artístico-Sociales con la Red de Organización Musicosociales de Iberoamérica.

Todo empezó un 5 de Julio de 2016 cuando el avión de Iberia despegó del suelo madrileño para cruzar el océano y aterrizar en tierras ticas. Por fin llegó el día esperado, cuando todos los voluntarios nos conoceríamos. Nos subimos a la "buseta" y emprendimos nuestro camino a Esparza, provincia de Puntarenas.

La semana de ensayos con la Orquesta Sinfónica del Mar fue un contacto con chicos llenos de disciplina y de entusiasmo por aprender. Fue una semana intensa de parciales y clases individuales con los chicos, sumándose a mi experiencia como profesora de violín. Hicimos diversas cosas: desde bañarnos en un río entre naturaleza, caminar bajo la lluvia camino de uno de los conciertos, aprender a bailar salsa después de los conciertos con los alumnos como profesores de baile y hasta embadurnarnos de barro.



El 9 de Julio del 2016 emprendimos camino de Tres Ríos. Algunos de los alumnos no tenían profesor en su escuela y aprovechaban este tipo de campamentos que el Sistema Nacional de Educación Musical de Costa Rica dándoles la oportunidad de recibir esa formación instrumental, y después, transmitirlo a sus compañeros de escuela, otros desconocían lo que era un instrumento musical y lo que amaban la música después de llevar unos pocos años practicando.

Esta semana para mí fue de las mejores de todo el Voluntariado. Conocí profesores de Costa Rica maravillosos y alumnos estupendos, a los que sólo puedo agradecerles por compartir esta semana conmigo. He aprendido mucho de Costa Rica y me han enseñado más dando clase de violín. Y sin duda con los que queda una bella amistad.

La despedida fue acompañada de lágrimas de emoción de la acumulación de los sentimientos encontrados a lo largo de toda la semana del campamento, y de releer los comentarios de las cartas que los alumnos nos escribieron a cada profesor invitado.

Chicos! les llevo en mi violín a cada ensayo y a cada concierto.



Pusimos rumbo al ferry que nos llevaba a la Península de Nicoya para terminar nuestra última semana en Cóbano. Aquel viaje se hizo corto por las vistas tan bonitas de las islas por las que íbamos pasando.

Esta última semana también fue maravillosa, convivimos con familias que nos abrieron las puertas de sus casas y que nos trataron como sus hijos. En este lugar conocimos el magnífico trabajo que realizan Jorge y Anita en la Escuela de Música SINEM-CÓBANO. Y no sólo conocimos su trabajo sino que les conocimos a ellos, dos personas que nos abrieron la puerta de su casa y nos prepararon una comilona, entre el sonido de las gotas de la lluvia.

cada profesor volvería a sus ciudades con una maleta llena de, no solo recuerdos materiales comprados en el Mercado de Artesanía de San José, sino también de unas experiencias vividas que jamás olvidaremos.

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